jueves, 16 de junio de 2011
Lucrecia Borgia
Esta noche que me has ofrecido
la falta ideal de las rosas;
flores que desecan su perfume
en este sueño triste.
El rencor de la luna esta aquí!
y mi vanidad acosa.
El viento murmurando la pasión
que he consagrado hacia ti.
Siento el rictus de tu labio
a trasluz de mi .oh! mi crimen…
intrincado en medio de ti fatal!
mi cuello turbado
en la hora inerte de tu mordedura,
la he buscado por confidente.
Instrumento de punzante mármol.
Mis ojos postrados, al velo de tus cabellos,
en la inmortalidad; de tu mordedura.
De mis ojos caen lágrimas,
rojas cual color sangre
expresan mi dolor
y mi rabia constante.
Saber lo que fuí,
ser lo que soy
tener que resignarme
a estar donde estoy.
Siento la agonía
en la noche fría
de ya no poder ver
la hermosa luz del día.
La luna solitaria
se alza en el cielo
escucho su lamento,
la acompaño con anhelo.
Se que no hay cura,
que esto durará siempre
que la otra vida,
es solo un recuerdo en mi mente.
Sólo tenía sed,
no sentía hambre
la luna me acompañaba
en mis noches ambulantes.
Buscaba personas,
jóvenes ardientes
y esperaba el momento
para clavarles los dientes.
No sentía pena,
no sentía lástima
a pesar de tantas vidas
que dejé en la ignorancia.
Eran los primeros días
no paraba de beber,
me disponía a cazar
a todo aquel que pudiera ver.
El tiempo pasaba,
la sed no saciaba
yo desesperada buscaba
el consuelo y sólo mataba.
La noche cercaba las sinuosas ruinas
en todo su esplendor la luna fluía
todo alrededor estaba perfumado
de esa siniestra eternidad
de ese ansiado encuentro
diríase que era el oscuro destino
de una criatura maldita
más sus ojos eran de oro liquido
y su pálido rostro parecía
una escultura de perpetua belleza
deposito un beso en su labios
con sutil deseo desnudo su cuerpo
y enredóse en el vértigo lascivo
de un ser atormentado
sintiendo la fragancia sin dueño
de un gemido enamorado
sientes sus latidos en tu cuerpo
devoras ese sentimiento
que aflora en su retina
duele esa sed de su virgen cuello
y en el tormento
de ambicionar ser su amante eterno
ya no ocultas la osadía
de morir por un encuentro.
Hay Voces en el Silencio
La hermosura del fuego,
el misterio del los siglos.
La existencia de los misterios.
Fuego concentrado con silencio.
Buscar exaltación, la muerte.
todo el universo ante una mísera luz,
la oscuridad; en que estoy.
sombras se preparan de un modo
las letras que escribo
sobre el holocausto. Estuve
la noche donde escribía
el libro de las sombras...
busque de las cosas; contaminarme.
una puerta abierta de los muertos.
estar mas ocultos...
somos otra clase de seres;
en un estado de decadencia
en el vacio de la noche.
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